Me voy a dar
permiso para compartir una vivencia personal que, seguramente, comparto con
muchos cientos de torresanos. Hace unos cuantos años atravesé las puertas de
nuestra Escuela Municipal de Idiomas con el objetivo, cumplido en gran parte,
de aprender inglés. Tampoco hace demasiado tiempo, pero sí ha pasado el
suficiente para contemplar con la perspectiva que da la distancia aquel primer
acercamiento a una lengua que no era la mía. En aquel más o menos cercano
entonces la única opción para estudiar lenguas extranjeras en nuestro pueblo
era la Escuela Municipal de Idiomas, por
la que en sus casi treinta años de existencia hemos pasado miles de vecinos de
Torrelodones. En paralelo he de confesar que nunca he sentido una vocación
artística muy acusada, pero muchos de nuestro convecinos que sí tienen esa
inquietud han podido satisfacer esa necesidad en la Escuela Municipal de Música
y Danza, por la que también han pasado otra buena parte de los vecinos de
nuestro pueblo.
En 2013, el PSOE otorgó uno de los Premios Rafael Martínez López a la Escuela Municipal de Idiomas |
Traigo a la
palestra estas experiencias personales porque las dos Escuelas Municipales, la
de Idiomas y de la Música y Danza, que han alcanzado un merecidísimo prestigio
en sus dilatadas trayectorias, atraviesan una etapa en la que han perdido
visibilidad, llevan demasiado tiempo medio escondidas y sin que su propietario,
nuestro Ayuntamiento, les preste demasiada atención, más bien todo lo contrario.
También hay voces que dicen que no entienden que pinta una administración
municipal impartiendo clases de disciplinas artísticas o enseñando idiomas,
aunque les diría a esos mismos que cuestionan el papel de los Ayuntamientos en
estas materias que, según su óptica, tampoco pintan mucho promocionando la
educación de adultos o la integración social de los jóvenes que, de una u otra
forma, se han visto excluidos del sistema educativo reglado.
A esos que
parecen no comprender el importante papel social que todos los Ayuntamientos
tienen que jugar les diría que de no ser por las Escuelas Municipales, muchos
torresanos no tendrían la oportunidad de aprender una lengua foránea o no
podrían desarrollar sus capacidades musicales o en el mundo de la danza. En esa
visión reduccionista del mundo se entiende que haya voces que se planteen para
qué sirve estudiar filosofía o propongan que el sistema educativo se convierta
en una mera fábrica de titulados para las empresas. El rol de las instituciones
públicas en materia educativa tiene que ir mucho más allá de esa limitada
visión mercantilista de la enseñanza y no dejar únicamente en manos de la
iniciativa privada el acceso a la cultura.
La Banda Municipal de nuestro municipio se nutre principalmente de alumnos de la Escuela Municipal de Música |
Porque las
Escuelas Municipales, y las de Torrelodones no son ninguna excepción, son el
mejor camino para que nuestros convecinos tengan las mayores posibilidades de
ensanchar su universo personal, de dar respuesta a sus inquietudes y, por qué
no, de ampliar sus conocimientos y mejorar sus posibilidades profesionales. En
tiempos de cambio se trae muchas veces a colación el llamado ascensor social,
ese hipotético elevador que permite que los más humildes puedan desarrollarse
plenamente independientemente de la clase social en la que hayan nacido. Sin
duda ninguna la educación y la cultura son los mejores ascensores sociales que
podemos tener a nuestro alcance y en esa labor de transformación los
Ayuntamientos y sus instrumentos educativos tienen un papel crucial.