miércoles, 30 de enero de 2019

La importancia de la palabra o cómo mirar para otro lado es tomar partido


En el pleno del 22 de enero Vecinos por Torrelodones y el el Partido Popular, optaron por ponerse de perfil en la votación de una moción sobre violencia de género y en apoyo al colectivo LGTBI. Nuestro candidato a la alcaldía, Rodrigo Bernal, reflexiona sobre la importancia de los gestos cuando se ponen en cuestión los derechos de las personas.




El PSOE se ha caracterizado por su decidido apoyo a los avances sociales que nuestro país ha experimentado en las últimas décadas. Los socialistas hemos sido la locomotora que ha impulsado reformas legales de gran calado, como el matrimonio igualitario y todas aquellas que tienen que ver con la igualdad entre hombres y mujeres. Una de las grandes conquistas en este terreno fue la Ley de Violencia de Género, aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados en 2004.



En los últimos meses han surgido colectivos amparados bajo siglas políticas que ponen en cuestión el término mismo de violencia de género. Son negacionistas de nuevo cuño, como aquellos que rechazan la existencia del cambio climático o ponen en cuestión hechos absolutamente probados desde el punto de vista histórico. No voy a ser yo quien se atreva a definir qué es violencia de género y que es violencia doméstica, pero vamos a echar mano de expertos internacionales que definen como violencia de género a aquella que se produce contra la mujer por el hecho de serlo y la ejerce su pareja o ex pareja varón. Esa una manifestación violenta que está reconocida por diversos instrumentos internacionales; uno de los más relevantes, y del que es firmante España, es el conocido como Convenio de Estambul.


Este tratado reconoce la violencia contra las mujeres como una violación de los derechos humanos y la aborda a través de medidas dirigidas a la prevención, la protección a las víctimas y el enjuiciamiento de los autores El Convenio contempla como delito todas las formas de violencia contra la mujer: la violencia física, psicológica y sexual, incluida la violación; la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado, el acoso, el aborto forzado y la esterilización forzada. Esto implica que los Estados deben introducir en sus sistemas jurídicos estos delitos.


Sin embargo, la violencia doméstica es la que se produce en el hogar y la puede ejercer y sufrir cualquiera de los miembros del núcleo familiar. Es más, incluso esta forma de violencia afecta más a las mujeres, que son mayoría entre las víctimas. Los datos señalan que en 2017 había 7.392 víctimas de las que, según el Instituto Nacional de Estadística, 4.619 eran mujeres (un 62,5%) frente a 2.773 hombres. Por tanto,mezclar violencia de género con violencia doméstica supone negar que la causa de la violencia de género es el machismo y que, de esa desigualdad estructural e histórica entre sexos, se deriva una violencia, que en los casos más extremos se ha llevado por delante la vida de 978 mujeres desde 2003. Puesto que la causa de la violencia de género es distinta a la de la violencia doméstica, necesita de leyes y recursos específicos para combatirla.


NO POSICIONARSE ES TOMAR PARTIDO

En este clima de negacionismo de la violencia de género, de negacionismo de la presión discriminatoria que, a pesar de lo mucho que hemos avanzado, siguen sufriendo colectivos vulnerables como las personas LGTBI, los gestos y las palabras nunca son vacuos. Es en ese contexto en el que se enmarca la moción que nuestro Grupo Municipal llevó al pleno y en la que, con excusas absolutamente incomprensibles, tanto Vecinos por Torrelodones como el Partido Popular prefirieron ponerse de perfil y abstenerse. Quizás el PP de Torrelodones piense, como dijo su candidata a la Comunidad de Madrid, que "en España rige una escandalosa dictadura del feminismo radical, provocada por la Ley de Violencia de Género", que habrá que recordar nuevamente que fue aprobada por el PP en 2004 ya que salió adelante por unanimidad con todos los votos a favor en el Congreso de Diputados, convirtiéndose en la primera ley integral contra la violencia de género en Europa.

Más llamativa resulta la abstención de Vecinos, que es cierto que ha implantado políticas de integración social y de denuncia de la violencia de género como señalaron en el pleno, pero que no parece comprender que los gestos y las palabras son tan importantes o más que las actuaciones de gobierno. Incluso se han permitido calificar nuestra iniciativa, que únicamente buscaba un gesto de apoyo al ordenamiento jurídico que ya tenemos frente a los que han usado la violencia contra las mujeres como moneda de cambio en negociaciones políticas, como una iniciativa vacua y electoralista.


Desde el PSOE nos sentimos decepcionados y profundamente tristes porque asuntos tan importantes no estuvieran superados y absolutamente incorporados a la realidad política y social de nuestro país y de nuestro pueblo. Al hilo de la pretendida vacuidad de una iniciativa como la que llevamos al pleno, me viene a la memoria un poema escrito por el pastor luterano Martin Niemöller en 1946.:


Primero vinieron por los comunistas, y yo no dije nada,
porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,
porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.


Hay asuntos en los que ponerse de perfil es tomar partido, en los que decir que mejor lo debatan sus mayores es tomar partido, en los que decir que el Ayuntamiento no es el foro para discutirlos es tomar partido, en los que mirar para otro lado es tomar partido.


Rodrigo Bernal
Candidato del PSOE a la Alcaldía de Torrelodones

lunes, 28 de enero de 2019

Precariedad laboral en las licitaciones de nuestro Ayuntamiento

Tal como indican las bases de ejecución de los presupuestos municipales, en las que se prima el precio frente a las mejoras, el prácticamente único criterio que guía la gestión de Vecinos por Torrelodones es el precio de los contratos. En la explicación de los presupuestos municipales de otros ejercicios, hay que recordar que este año el Ayuntamiento está funcionando con las cuentas de 2018 prorrogadas, el Concejal de Hacienda, Luis Collado, se ha jactado en repetidas ocasiones de los importantes remanentes con las bajas que saben de antemano que se van a producir en las licitaciones municipales.


Sin embargo, estos pretendidos ahorros no salen ni mucho menos gratis y tienen sus efectos, tanto en los propios concursos públicos que se convocan como en la ejecución de los mismos. A lo largo de la legislatura se han declarado desiertos varios concursos porque ninguna empresa se ha mostrado interesada en presentar ofertas, como ha sucedido con el nuevo Centro de Protección Animal que ha tenido que ser vuelto a licitar al estimarse que los costes previstos eran un 40% inferiores a los reales.

Además de la falta de licitadores a determinados procesos de contratación, se suma las reiteradas penalidades impuestas a adjudicatarios de concursos que no cumplen con sus obligaciones e, incluso, empresas que a mitad de contrato renuncian al mismo. En estos años se han impuesto multitud de penalidades a contratistas, como los de las obras del Parque Arroyo Valero o de los Huertos Urbanos, mientras que todos recordamos el calvario de retrasos que supuso la obra de la pista de patinaje de la calle Nueva o de la acera de Las Marías.

Más grave aún es que dos licitaciones importantes han sido tumbadas por los tribunales administrativos. A finales de 2016 el Tribunal Administrativo de Contratación de la Comunidad de Madrid dio la razón a la Asociación Profesional de Empresas de Limpieza que presentó un recurso al concurso para la limpieza de los edificios municipales en base a que, según sus cálculos, el importe máximo por hora era inferior al salario mínimos recogido en convenio.
 
En este caso se había licitado un contrato que ni siquiera permitía cumplir los mínimos del convenio de limpieza, que ya es de por sí bastante precario, como los perniciosos efectos que tiene el uso del precio como único baremo para la adjudicación de contratos públicos, con la consiguiente precarización del empleo y la rebaja de las condiciones laborales de los trabajadores que prestan los distintos servicios municipales que salen a licitación pública.


Una situación que se ha vuelto a dar en el caso del contrato de la recogida de basuras y la limpieza viaria, también anulado por el Tribunal Administrativo de Contratación de la Comunidad de Madrid. Uno de los argumentos que más nos preocupa es que el Tribunal indica que no se ha calculado bien el coste del servicio, especialmente en materia salarial, con las implicaciones que esta situación pueden suponer para los trabajadores de las empresas que, finalmente, se hagan cargo del servicio.



CRITERIOS SOCIALES Y RESPONSABILIDAD

En opinión de los socialistas, una buena herramienta para evitar todos estos problemas sería la implantación de una instrucción de criterios sociales en la contratación. En esta legislatura se dio luz verde a una moción impulsada por el PSOE, que fue apoyada por la mayoría del pleno municipal, para que el Ayuntamiento de Torrelodones pudiera contar un protocolo de cláusulas Sociales y medioambientales en los procedimientos de adjudicación y en la ejecución de los contratos. 

Hasta ahora, tal y como obliga la Ley, el criterio casi único por el que se adjudican los contratos es casi exclusivamente el precio, una circunstancia que provoca que las empresas presenten ofertas a la baja para tratar de lograr las adjudicaciones y que tiene las consecuencias que todos hemos padecido, como obras que se eternizan por falta de personal, concursos que tienen que replantearse porque su presupuesto no cubre ni los salarios fijados en el convenio del sector y adjudicaciones que se tienen que rescindir porque las empresas no cumplen lo que tienen firmado”.

Por esas razones, los socialistas creemos que es importante que los criterios de adjudicación de los contratos municipales tengan en cuenta más elementos que los puramente económicos. Se trata de no ceñirse exclusivamente a la aceptación de las ofertas económicas más ventajosas para, de esa manera, tener también en consideración aspectos relacionados con la justicia social y la mejora medioambiental, cuya aplicación conlleva importantes beneficios tanto para la ciudadanía como para el propio Ayuntamiento y las empresas que operan en nuestro municipio”.

El estilo de contratación de Vecinos por Torrelodones tiene otras consecuencias que tampoco se ven en el balance contable del Ayuntamiento, y son las condiciones de trabajo de los servicios que externalizamos. Está claro que Vecinos no tiene criterios sociales en la contratación, solo les vale lo que quede bonito en su pretendido superávit y en su cacareada deuda cero.



Rodrigo Bernal, candidato del PSOE a la Alcaldía de Torrelodones

Es convivencia y tolerancia, no ingeniería social


No dejes que la realidad te estropee un buen titular’. El famoso axioma del mal periodista encaja casi perfectamente con ciertos planteamientos que ha puesto sobre la mesa la derecha más extremista, especialmente en materia de educación. En este terreno podríamos cambiar el dicho periodístico por ‘no dejes que la realidad estropee los estereotipos familiares que queremos imponer como únicos’. En estos últimos años la sociedad occidental, y la española también, ha cambiado a pasos agigantados. El casi monolítico modelo de familia nuclear, papá, mamá y unos cuantos hijos, ha sido sustituido paulatinamente por muchos tipos de familias distintas, con unas estructuras más complejas y diversas en las que tiene cabida casi cualquier modelo de convivencia.


UN PRESENTE CAMBIANTE Y UN FUTURO POR ESCRIBIR

En años muy pretéritos, cuando los primeros gobiernos municipales surgidos de las elecciones democráticas, comenzaron a trabajar en educación de calle, surgieron muchas voces que, a veces con mucha vehemencia, reclamaban el casi sagrado derecho de educar a sus hijos en sus particulares creencias. Unas voces que casi siempre surgían del mismo lado, el religioso, y que contenían de base un mensaje común: ‘no queremos que nuestros hijos conozcan toda la realidad, sólo la que nosotros como padres queramos mostrarles’. Sin embargo, la fuerza de los cambios que nuestra sociedad ha vivido en las últimas décadas se ha demostrado imparable y ha modificado, quizás para siempre, la manera de relacionarnos como individuos y como integrantes de un colectivo.

En estos años se ha hecho valer, a veces con más convencimiento y otras con menos, uno de los principales mandatos constitucionales, que las instituciones están obligadas a velar por el interés superior del menor, tal como dice nuestra Constitución en referencia a la Convención de los Derechos del Niño, que señala que en todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño. Es en aras de ese interés superior por lo que desde los primeros años de la democracia las instituciones, y muy particularmente los Ayuntamientos, han sido elementos decisivos a la hora de hacer que nuestra sociedad sea cada día más inclusiva, que los valores del respeto mutuo y la tolerancia vayan poco a poco siendo absolutamente mayoritarios.

Cuarenta años de democracia han servido para que, cada vez más, todo el mundo tenga su sitio en una sociedad abierta, plural y compleja como la nuestra. Frente a quienes pretenden permanecer en unas estructuras sociales monolíticas las instituciones, especialmente la escuela, se han convertido en verdaderos garantes de la inclusión, frente a quienes parecen temer a la diversidad, los propios niños y jóvenes demuestran cada día como los prejuicios van cediendo terreno hacia un escenario en el que nadie, ni por el color de su piel, ni sus creencias religiosas, ni su tendencia sexual ni por el tipo de familia en el que viva se sienta excluido.

No ha sido un camino fácil ni sencillo, ha estado plagado de dificultades y de resistencias que todo cambio tiene que vencer. En ese tránsito desde una sociedad casi monocolor hacia una en la que la diversidad es el común denominador, el mundo de la educación ha sido y seguirá siendo fundamental. Que nuestros niños y niñas conozcan que hay muchos tipos de familia, que hay muchas maneras de convivir no sólo es positivo, es absolutamente necesario. Los hechos lo demuestran: en nuestros pueblos y ciudades la expresión de la diversidad es algo absolutamente enriquecedor para todos como sociedad y para España como país. De todos los modelos de vida hay algo que podemos aprender, algún elemento positivo que nos permita mejorar como personas y como colectivo. Esconder la realidad, como el ave que mete la cabeza debajo del ala, es un ejercicio absolutamente inútil porque la fuerza de los hechos acaba siempre abriéndose paso. 

Muchos dirán que son sólo palabras, pero no hay nada más poderoso que las palabras ni nada más revolucionario que las ideas. Estamos ante un momento en que no podemos dar nada por asentado, en que podemos retroceder muchos pasos en un camino en el que demasiadas personas se han dejado jirones de su vida. Afortunadamente, al menos así ha sido históricamente, el progreso siempre acaba venciendo al inmovilismo y a los que pretenden que involucionemos. Pero no podemos dejar de estar alerta ni un segundo porque están en riesgo demasiadas cosas que han costado demasiado caro conseguirlas.


Rodrigo Bernal, candidato del PSOE a la Alcaldía de Torrelodones