Queda poco menos de dos meses para las
elecciones municipales y, según se van sucediendo los
acontecimientos, parece que algunos han emprendido una enloquecida
carrera que, sinceramente, no se si les va a llevar a alguna parte.
Por un lado asistimos a un indisimulado cruce de puñaladas entre
quienes han sido hasta hace bien poco compañeros de partido. Ya lo
decía el insigne Winston Churchill cuando un inexperto diputado le
preguntó si en la bancada de enfrente se sentaban los enemigos. El
viejo estadista le contestó, allí se sientan nuestros adversarios,
los enemigos se sientan entre nosotros.
El ejemplo más vívido de esa situación
es lo que se está viviendo más o menos soterradamente entre las
formaciones que dicen situarse a la izquierda del PSOE y otras que no
se sabe muy bien dónde están. Nos desayunamos día sí y día
también con desencuentros cada vez más sangrantes entre quienes han
aspirado a ser la fuerza hegemónica de la izquierda en nuestro país
o han soñado con convertirse en el referente más moderno que la
política española ha visto en toda su historia.
A la desbandada de parte de la dirección
que han sufrido fuerzas como Podemos, que ha visto como poco a poco
se iba disgregando el grupo fundacional que les llevó a tocar casi
el cielo con las manos, se suma el espectáculo de portavoces que se
han dejado la piel durante cuatro años defendiendo las posturas de
Ciudadanos en nuestro municipio y que, llegada la hora de la verdad,
se ven descabalgados porque parece ser que no cumplían el perfil que
sus jefes quieren presentar a los electores.
Caso aparte merece la reaparición de
grupos políticos que, a pesar de tener nutrida representación en la
Asamblea de Madrid y hasta en el Congreso de los Diputados, como es el caso del enésimo círculo local de Podemos no han movido ni un
dedo durante los cuatro años de legislatura para tratar de resolver
los problemas de sus vecinos. Algunos de ellos han dicho que vuelven,
como la nueva reencarnación de Izquierda Unida que parece que va a
caminar del brazo de lo que queda de Actúa, lo cual es síntoma de
que se habían marchado porque para volver a alguna parte hay que
abandonarla previamente.
En el otro extremo nos encontramos con un
grupo mayoritario en nuestro Ayuntamiento que sigue demostrando sus
habilidades manipuladoras de la opinión pública. Dicen que han
renunciado a la subvención municipal que sí hemos usado el resto de
grupos de municipales, pero se callan que siendo gobierno tienen
todos los medios del Ayuntamiento, incluidos los de comunicación, a
su entera disposición.
Además confunden a los ciudadanos al
dejar caer que ese dinero público sirve para sostener la actividad
de los partidos, lo cual es totalmente falso y profundamente
torticero ya que saben perfectamente a qué se puede destinar esos
fondos. Desde luego a elaborar el programa electoral de un partido no
se puede hacer con la subvención
municipal, tal como se se
encarga de controlar la intervención del
Ayuntamiento cuando los grupos, y
el PSOE el primero, hacemos entrega de la correspondiente
justificación con detalle de todos y cada uno de los gastos en que
hemos incurrido y de las empresas y profesionales que han trabajado
para nosotros.
En muchas de las maneras de esta nueva
pero vieja política se esconde un mensaje inquietante: antes de
nosotros no había nada y cuando nos vayamos la nada volverá. Es lo
que algunos pensadores denominan adanismo, una forma de entender la
vida que se trasluce en que algo o alguien es el origen de todo y que
antes de ellos, como sucedió con Adán, nada existía.
Desde hace muchos años, en concreto
desde 1931 que fue cuando se fundó la Agrupación del PSOE en
nuestro pueblo, los socialistas de Torrelodones, como personas
convencidas de que la política es una noble y necesaria actividad,
sostenemos con nuestro esfuerzo económico y personal la actividad
del PSOE como partido en nuestro municipio.
Desde aquel
lejano 1931, no hemos hecho otra
cosa que trabajar por el bien común de Torrelodones, con nuestra
voluntad personal y, en muchas ocasiones, rascándonos el bolsillo
particular de cada uno de nosotros. Otros entran y salen, muchos se
desgastan en inútiles luchas intestinas, algunos parece que
inventaron poco menos que la rueda. Nosotros somos la garantía de la
estabilidad, del rigor y de la solvencia. Lo hemos sido y lo
seguiremos siendo en el futuro.
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