martes, 17 de enero de 2017

Quién renuncia a su patrimonio, renuncia a su historia

Seguro que muchas veces hemos escuchado aquello de que, los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Sin embargo, la historia es mucho más que el rastro documental que va quedando desperdigado a través de los tiempos, muchas veces por archivos y en otras ocasiones en lugares de lo más inverosímil. La historia son también los edificios, las obras de arte, las construcciones públicas, las canciones, las costumbres, los utensilios de la vida diaria y los más variopintos objetos que los humanos hemos usado en determinadas épocas y que son el mejor medio para saber cómo éramos, como vivíamos y qué nos sucedió en determinadas fases de nuestro devenir histórico.

Ese legado material e inmaterial es el Patrimonio Histórico, la memoria de nuestra historia expresada a través de las cosas, el testamento tangible de quienes construyeron nuestra tierra mucho antes que nosotros. Defenderlo y ponerlo en valor, es tanto como defender y poner en valor nuestra propia memoria. 
Por ese motivo, el PSOE ha apostado decididamente porque la Comunidad de Madrid tenga una ley adecuada para proteger nuestro Patrimonio; un texto legal que sustituya al que entró en vigor en el año 2013 y que, no sólo nosotros, sino hasta el Tribunal Constitucional que ha declarado inconstitucionales ocho de sus artículos, consideramos absolutamente nefasto para el futuro de nuestra historia. 
Con la actual ley de patrimonio histórico regional se ha provocado que en algunos casos se llegue al deterioro y a la ruina, desprotegiendo  los símbolos de nuestro pasado y entregándolos a la pura y simple voracidad de los agentes económicos. En nuestro propio municipio tenemos dos ejemplos muy evidentes de las consecuencias que la desprotección causa en nuestro Patrimonio Histórico: el Palacio del Canto del Pico y el entorno de la Presa del Gasco y el Canal del Guadarrama. 
En el caso del emblemático Canto del Pico, además de ser escenario de episodios históricos relevantes, si se pierde definitivamente perderemos la oportunidad de entender los modos  y maneras de actuar en los años más oscuros de nuestra historia reciente, la dictadura franquista.  En cuanto a la Presa del Gasco y el Canal del Guadarrama, además de las impresionantes obras públicas que son en sí mismas, son el símbolo de una España ilustrada que trató en vano de sacar a nuestro país de siglos de oscurantismo y acercar los vientos de la educación, la cultura y la prosperidad que agitaron la Europa del siglo XVIII.
La protección de nuestro patrimonio histórico necesita de una política muy consistente y decidida, que disponga los recursos necesarios para que todos los madrileños podamos ejercer el derecho que la Ley nos otorga para disfrutar de él. Hasta ahora, por el contrario, da la impresión de que no tenemos ninguna conciencia con el legado recibido, ni cuidado con ser capaces de transmitirlo.

Es más, en los últimos tiempos hemos asistido a una especie de centrifugación de competencias por parte de la Comunidad de Madrid hacia los Ayuntamientos, por  la que se pretende delegar en los consistorios la gestión del patrimonio, pasando a las Corporaciones locales tan importante tarea sin trasladar los recursos económicos y personales necesarios y sin dotar a las entidades locales de la capacidad de iniciativa y la potestad administrativa necesarias para llevarla a cabo en las mejores condiciones.